En el Diccionario Enciclopédico Hispano Americano edición de 1892, en la entrada “Lapiz”, tomo undécimo, podemos leer:
“...Durante mucho tiempo se fabricaron los lápices con plombagina...
El condado de Cumberland, en Inglaterra, produce una plombagina de calidad superior, y esto explica que durante muchos años disfrutaran los ingleses el monopolio de esa industria. En la época de la Revolución francesa, cuando se rompieron las relaciones comerciales con Inglaterra, escasearon en Francia los lápices; la Junta de Salvación quiso evitar esta escasez, y Carnot (antepasado del actual presidente de la República) se dirigió a Conté, quien encontró procedimientos especiales para la fabricación artificial de los lápices. Estos, que desde entonces recibieron el nombre de lápices Conté, se componen de plombagina reducida a polvo, calentada al rojo en un crisol y mezclada con arcilla en diversas proporciones. Desde aquella época los lápices franceses negros o de color rivalizaron con los ingleses.
En el comercio se les conoce con números diferentes, desde el 1 al 4, siendo el 1 el más duro, mientras que en los lápices ingleses el más blando es el 1 y el más duro el 4.”
Más de 100 años después, tanto los lápices de Contè, como los fabricados en Cumberland, siguen siendo de primera calidad y de los más demandados por los profesionales del dibujo.
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